ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, indicó el día de hoy (16 de junio de 2022) que el número de personas que se ven forzadas a huir de sus hogares no solo ha ido en aumento año tras año en la última década, sino que también se encuentra en el nivel más alto desde que se tiene registro. Esta tendencia solo podrá invertirse con un esfuerzo concertado hacia la construcción de la paz.
A finales del 2021, según el informe anual de Tendencias Globales de ACNUR, el número de personas desplazadas por las guerras, la violencia, la persecución y las violaciones a los derechos humanos ascendía a 89,3 millones, es decir, un 8% más en comparación con el año anterior y más del doble en relación con la cifra de hace diez años.
Desde entonces, la invasión rusa de Ucrania – que desencadenó una de la crisis de desplazamiento forzado de mayor magnitud y rápido crecimiento desde la Segunda Guerra Mundial – y otras emergencias, desde el continente africano hasta Afganistán y en otros países, han hecho que la cifra supere el dramático hito de 100 millones de personas.
“En la última década, las cifras han incrementado cada año”, indicó Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Si la comunidad internacional no se une para emprender acciones que permitan atender esta tragedia humana, o bien, para resolver conflictos y encontrar soluciones duraderas, esta terrible tendencia continuará”.
De acuerdo con el Banco Mundial, el año pasado se caracterizó por el número de conflictos nuevos que surgieron y la cantidad de conflictos ya existentes que se exacerbaron. Veintitrés países – cuya población, en conjunto, suma 850 millones de personas – experimentaron conflictos de intensidad media y alta.
Al mismo tiempo, la escasez de alimentos, la inflación y la crisis climática han acentuado las dificultades de la población y han añadido más presión a la respuesta humanitaria en un momento en que se complica el panorama de financiación de muchas situaciones.
El número de personas refugiadas aumentó a 27,1 millones en 2021. Las llegadas se incrementaron en Uganda, Chad y Sudán, entre otros países. La mayor parte de las personas refugiadas fueron acogidas nuevamente por países vecinos con pocos recursos. De manera similar, el número de personas solicitantes de asilo llegó a 4,6 millones, es decir, subió un 11%.
El año pasado se vio también que, por decimoquinto año consecutivo, el número de personas desplazadas en el interior de sus propios países se mantuvo al alza hasta llegar a 53,2 millones. Este incremento se debe al recrudecimiento de la violencia y los conflictos en algunos lugares, como Myanmar. En Etiopía, el conflicto en la región de Tigray y en otras regiones ha forzado la huida de millones de personas dentro del país. De manera similar, las tensiones en el Sahel han provocado nuevos desplazamientos internos, sobre todo en Chad y Burkina Faso.
La velocidad y la magnitud del desplazamiento forzado sigue superando las soluciones disponibles – como el retorno, el reasentamiento y la integración local – para las personas desplazadas. Sin embargo, este informe de Tendencias Globales contiene también atisbos de esperanza. En 2021, aumentaron los retornos de personas refugiadas y desplazadas internas, volviendo a niveles anteriores a la COVID-19; además, la repatriación voluntaria se incrementó un 71%, si bien la cifra sigue siendo modesta.
“Aunque estamos siendo testigos del surgimiento de nuevas y estremecedoras situaciones de refugiados, al tiempo que otras se reactivan o continúan sin resolverse, también hay ejemplos de países y comunidades que trabajan coordinadamente para encontrar soluciones en favor de las personas desplazadas”, añadió Filippo Grandi. “Se está dando en distintos sitios, como por ejemplo la cooperación regional para la repatriación de personas originarias de Côte d'Ivoire. Pero estas importantes decisiones tienen que replicarse y ampliarse en otros lugares”.
En la región de las Américas también hay ejemplos de buenas prácticas. “De todas las personas refugiadas y desplazadas por la fuerza en el mundo, la quinta parte se encuentra en las Americas”, dijo José Samaniego, director de la oficina regional de ACNUR para las Américas. “Los esfuerzos de los países de la región para regularizar, brindar protección e integrar localmente a estas personas son ejemplos de solidaridad que requieren mayor apoyo de la comunidad internacional”.
Asimismo, si bien se estima que el número de personas apátridas aumentó ligeramente en 2021, alrededor de 81.200 personas adquirieron una nacionalidad o esta les fue confirmada, lo cual constituye la mayor reducción anual de casos de apatridia desde que comenzó la campaña de ACNUR #IBelong en 2014.